Los incendios forestales, como uno de los principales causantes naturales de emisiones de dióxido de carbono (CO2), registran un aumento increíble de emisiones del 60% en las últimas dos décadas. Esta tendencia es especialmente notable en los bosques boreales del norte, donde las emisiones casi se han triplicado. Este desarrollo está estrechamente relacionado con los cambios climáticos globales que provocan condiciones meteorológicas extremas más frecuentes, incluidos olas de calor y sequías, que además favorecen la aparición de incendios.
Una de las razones clave de este aumento es el creciente crecimiento de la vegetación en regiones más frías, especialmente en los bosques boreales, lo que crea cantidades adicionales de combustible para los incendios. El crecimiento más rápido de los bosques, provocado por temperaturas más altas, también significa más biomasa disponible, lo que, a su vez, conduce a incendios más grandes y graves. Los estudios científicos también muestran que los incendios forestales ahora queman más biomasa por kilómetro cuadrado que nunca antes, con emisiones de carbono que han aumentado en casi un 50% entre 2001 y 2023.
Aumento de incendios extratropicales
Aunque los bosques tropicales solían ser la principal fuente de emisiones de CO2 debido a la deforestación y los incendios frecuentes, el mayor aumento de emisiones ahora ocurre en las regiones extratropicales, incluidos el norte de Europa, Canadá y Rusia. Esta región, conocida como "pirom", registra un aumento drástico de incendios y sus consecuencias, mientras que se ha observado una disminución de las emisiones en las regiones tropicales. Esto subraya la necesidad de una mejor gestión de los bosques en estas áreas, ya que la creciente frecuencia de incendios amenaza los esfuerzos por reducir las emisiones en el marco de los objetivos climáticos internacionales.
Una de las tendencias alarmantes es la creciente frecuencia de incendios forestales extremos en los bosques boreales del norte, como los incendios en Canadá durante 2023, que condujeron a consecuencias devastadoras no solo para el medio ambiente, sino también para la salud de las personas debido a la propagación del humo a miles de kilómetros. El aumento de la frecuencia de estos incendios contribuye a los cambios climáticos globales y crea desafíos adicionales para alcanzar los objetivos climáticos, ya que las emisiones fuera de las zonas tropicales están aumentando rápidamente.
Peligro para los esfuerzos de almacenamiento de carbono
Los bosques son vitales para el almacenamiento de carbono, y su capacidad para absorber CO2 juega un papel clave en la reducción del calentamiento global. Sin embargo, los incendios frecuentes interrumpen este equilibrio, ya que la cantidad de carbono almacenado en los bosques disminuye cada vez que un incendio forestal destruye grandes superficies. La recuperación de los bosques tras un incendio se vuelve cada vez más difícil, lo que significa que la pérdida de carbono supera su capacidad de almacenarlo a través del crecimiento de nuevos árboles. Este problema es aún más pronunciado en los bosques boreales y templados, donde los incendios ahora ocurren con mayor frecuencia y con una intensidad mayor.
Es crucial que estas áreas forestales, especialmente en los extratropicales, sean protegidas de una mayor destrucción para que puedan mantener su capacidad de almacenamiento de carbono. La aplicación de métodos proactivos de gestión forestal, como la reducción de la densidad de árboles y el uso de incendios controlados, puede ayudar a conservar los bosques y reducir el riesgo de grandes incendios. De lo contrario, el creciente número de mega-incendios podría dañar permanentemente la capacidad de los bosques para capturar carbono y dificultar los esfuerzos por combatir el cambio climático.
Incendios forestales y salud pública
Los incendios forestales no solo amenazan el medio ambiente, sino que también representan un grave riesgo para la salud pública. Los incendios más intensos producen mayores cantidades de humo y partículas dañinas que se propagan a grandes distancias, empeorando la calidad del aire en áreas urbanas y rurales. Por ejemplo, en 2023, el humo de los incendios en Canadá llegó a las partes orientales de EE.UU., causando graves problemas de calidad del aire en regiones densamente pobladas. Con el aumento de las emisiones globales de incendios forestales, cada vez más personas están expuestas a niveles peligrosos de contaminación del aire, lo que representa una presión adicional sobre los sistemas de salud pública en todo el mundo.
Debido a la creciente frecuencia de los incendios forestales, se requieren inversiones significativas en prevención y gestión de incendios para reducir el riesgo de desastres. Una mejor gestión de los recursos forestales y la reducción de la cantidad de combustible en las áreas más riesgosas podrían reducir significativamente la gravedad de los futuros incendios. Al aplicar medidas preventivas más estrictas, los bosques del mundo podrían ser protegidos de la destrucción adicional, preservando al mismo tiempo su capacidad de almacenamiento de carbono, lo cual es crucial para la lucha global contra el cambio climático.
Fuente: University of East Anglia
Hora de creación: 21 octubre, 2024
Nota para nuestros lectores:
El portal Karlobag.eu proporciona información sobre los eventos diarios...
¡Te invitamos a compartir tus historias de Karlobag con nosotros!...